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Recolectores de basura implementan biblioteca con libros desechados

Los libros fueron organizados en una fábrica abandonada y son usados por el personal de limpieza en sus horas libres.

Martes 12 de Febrero, 2019

Cultural
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Un grupo de trabajadores del servicio de recolección de basura en la ciudad de Ankara, Turquía, ha dado un gran ejemplo. Ellos vieron la oportunidad de darle nuevamente uso a más de 4759 libros que recuperaron de la basura en sus horas de trabajo e instalaron una biblioteca.

Estos textos fueron acomodados en una fábrica que estaba abandonada desde hace veinte años, donde los basureros acuden allí para descansar en sus horas libres, leyendo o jugando al ajedrez.

En un principio recolectaban los libros para ellos y para sus familias, lo cuales eran llevados a sus casas durante 15 días. Sin embargo, actualmente es un espacio abierto a todo el mundo, informó Emirali Urtekin, el responsable de esta iniciativa.

Este espacio está disponible desde el año pasado y está totalmente acondicionado para ser un lugar adecuado para leer. Asimismo, está decorado con revistas, máquinas de escribir, lámparas, todo recogido de la basura.

Los trabajadores de limpieza además han acondicionado en la antigua fábrica una barbería, una cafetería, espacios de descanso y las oficinas de los administradores del sitio.

Los libros se clasifican en 17 categorías, desde novelas rosa y libros de economía a obras de terror o cuentos para niños. “Les hemos dado una segunda vida (…) ahora están disponibles de forma gratuita”, se congratula Urtekin.

La biblioteca abre las 24 horas para los 700 basureros del municipio de Cankaya, gestionada por Eray Yilmaz, de 20 años, que registra meticulosamente las obras que entran y las que salen.

La historia empezó gracias por Serhat Baytemur, un recolector de basura de 32 años, que siempre tuvo el sueño de tener su propia biblioteca en casa y jamás dejó de sorprenderse por la cantidad de libros que son botados por personas todos los libros.

Esta iniciativa ha despertado mucha curiosidad, tanto en Turquía como en el extranjero, para regocijo de Urtekin, que asegura que ahora recibe más libros, y no solo gracias a la basura.